Lo que nadie te cuenta de la escena política, social y económica de la ciudad.
La incidentada visita del presidente Mauricio Macri y de la gobernadora María Eugenia Vidal a Mar del Plata sigue dando tela para cortar. El tema continúa siendo pieza de conversación en diversos ámbitos. Uno de ellos fue la mesa del programa Animales Sueltos, que conduce por Canal América Alejandro Fantino. Allí anteanoche el dirigente gastronómico Luis Barrionuevo apuntó sus cañones contra el secretario de Modernización, Agustín Cinto, al que definió como un “chico” enviado por el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, para auxiliar sin demasiado éxito a la gestión del intendente Carlos Arroyo. Sin vueltas, lo responsabilizó por haber llevado a Macri y a Vidal a un barrio “peligroso” como Belisario Roldán, desconociendo en absoluto el arte y el oficio de organizar un acto político.
No está claro quién decidió que el acto para anunciar obras en los barrios se hiciera donde se hizo, a la hora en la que se hizo y en las condiciones en las que se hizo. Dentro del gabinete sigue habiendo reproches cruzados y lamentos por el resultado. Sea como fuere, el que está recibiendo todos los tortazos es Cinto. El joven funcionario es desde el viernes el blanco de las críticas de quienes desde un comienzo resistieron su llegada a Mar de Plata y consideran que ahora, atribuyéndole la responsabilidad sobre lo ocurrido, podrían disminuir su influencia dentro del gabinete de Arroyo. Culpar a Cinto no es ingenuo. El funcionario es uno de los principales actores del PRO dentro de la alianza Cambiemos y junto a otros apuesta a que esa fuerza política adquiera preminencia en la ciudad, lo que no le causa ninguna gracia ni al radicalismo ni a la Agrupación Atlántica.
“Este acto es para empoderar a Juan Aicega” se jactaban la semana pasada en el PRO, explicando el sentido político de la presencia de Macri y de Vidal en Mar del Plata. En lo formal ambos mandatarios vendrían a anunciar obras, que en rigor, habían sido diseñadas durante el gobierno del ex intendente Gustavo Pulti y seleccionadas por la actual gestión para ponerlas en marcha a contrareloj, cuando la Nación ofreció financiar algún proyecto que ya estuviera “más o menos listo”. Pero en lo simbólico la presencia del Presidente tenía, según las fuentes del PRO, el sentido de fortalecer a la figura de Aicega, el único concejal de esa fuerza en Mar del Plata, allegado Macri y funcionario ad honorem del Ministerio de Justicia de la Nación. Y por eso el acto debía ser lo “más PRO posible”. Y así fue.
Aicega estuvo de pie junto a Macri, en la misma línea en la que se encontraba el intendente Carlos Arroyo. En medio de expresiones, cánticos y gestos de reprobación Vidal primero y Macri después hablaron alentados por el “¡Sí se puede!” entonado por algunas señoras, que en apariencia nunca antes habían estado en el barrio Balisario Roldán. Hubo además afiliados a la UOCRA y a la UTA ubicados en otro extremo. Pero en un momento se hizo evidente que la cantidad de “descontentos” superaba, al menos en actitud, a la de seguidores del Presidente.
Así Macri quedó expuesto a la reprobación de una buena cantidad de personas que, era evidente, había ido al lugar para eso. A pesar de todo, fue notable la buena convivencia que hubo entre los que fueron a apoyar y a criticar al Presidente. Hubo una civilizada compulsa por hacer oír gritos y cánticos y por exihibir carteles de aliento y de crítica. Todo bajo la atenta mirada de decenas de policías que comenzaron a hacer movimientos inquietos cuando tras saludar y agradecer, Macri y Vidal se encaminaron hacia sus vehículos para retirarse del lugar. Allí fue cuando se inició el forcejero, se produjeron las corridas y ante la rauda partida de los vehículos alguien se atrevió a lanzar al aire uno, dos o tal vez tres cascotes que según parece, fueron recogidos de entre la granza recién dispuesta para recibir a la comitiva.
Desde el aire, era evidente que en las inmediaciones donde se realizaría el acto el clima no era el más favorable. A bordo del helicóptero iban Macri, Vidal y el intendente Carlos Arroyo. Mientras la máquina sobrevolaba la zona, manifestantes de distintas organizaciones, entre ellas “Votemos Luchar”, encendían neumáticos en la esquina de 180 y Roca. El espeso humo negro fue el telón de fondo del accidentado acto, haciendo más incómoda la situación. A metros de allí, lanzando gases, la Infantería se encargaba de evitar que una columna llegara al descampado donde hablarían el Presidente y la gobernadora.
Cuando el acto concluyó y ya no había autoridades, en el lugar las discusiones, las corridas y los gritos continuaban. Se escuchaban reproches de los macristas hacia quienes habían ido a “pudrirles” el acto. Pero los intercambios nunca pasaron a mayores. En medio de ese desorden, llamaron la atención las discusiones que se produjeron entre la custodia oficial y los efectivos policiales, acerca de cómo debería haber sido el operativo de seguridad. “Tendrías que haber puesto la valla acá”, le reprochaba a los gritos un hombre vestido de traje a un uniformado, al que otro le recriminaba cosas tales como no haber impedido que “la gente del fondo llegara adelante”. Para ese entonces ya todo había terminado y comenzaba el momento de confeccionar la factura para endosársela a algún responsable.
“Si la idea era fortalecer al PRO en Mar del Plata las cosas no les salieron muy bien” le comentaba este lunes un dirigente radical a Radio Pasillo. “Les dijimos que no hicieran ese acto ahí y que si lo hacían debían trabajar para hacerlo bien. Hacer un acto político no es lo mismo que organizar una fiestita de cumpleaños. No alcanza con inflar globos y esperar a los invitados”, explicaba. Ese mismo dirigente hizo notar que, tras haber brindado algunos consejos que fueron “desoídos”, la UCR decidió no involucrarse más en el tema. De hecho, salvo por algunas contadas excepciones el viernes casi no hubo funcionarios ni dirigentes radicales para recibir nada más y nada menos que al presidente de la Nación. “¿Viste cuando decís: ¡bajate de de ahí que te vas a caer..! y el nene se cae?. Bueno fue así”, razonó. “La próxima -si es que hay próxima- todo tendrá que hacerse de manera diferente”, agregó.
Juan Aicega se acomoda el saco, ubicado junto al presidente Macri en el acto en Belisario Roldán, durante el cual el intendente Carlos Arroyo no habló.
Que un Presidente quede expuesto a la reprobación de manifestantes de manera tan directa y hasta a la posibilidad de ser agredido físicamente es algo que registra pocos antecedentes. “¿Cuándo pasó algo similar en Mar del Plata?”, se preguntaba un concejal opositor. “Nunca”, respondió otro. La charla continuó citando casos de mandatarios internacionales atacados en público de improviso y sin consecuencias graves. Cosas así les pasaron a George W.Bush, Mariano Rajoy o Vladimir Putin, por ejemplo. Volviendo a Mar del Plata, los concejales apenas llegaron a recordar dos episodios. Uno de ellos ocurrió en la crisis de 2001, cuando la puerta de la residencia presidencial de Chapadmalal quedó sitiada por manifestantes, lo que obligó al entonces presidente Adolfo Ródriguez Saa a utilizar otra salida para viajar a San Luis y anunciar su renuncia. Meses antes, quien había vivido un mal momento había sido Fernando De la Rúa, al recibir una catarata de insultos desde fuera del alambrado de la Base Naval cuando visitaba un nuevo buque de la Armada. Pero en ningún caso aquellos presidentes llegaron a estar a un “tiro de piedra” de sufrir una agresión.
“Capaz que lo enmudeció el susto”, propuso un periodista a otros de sus colegas en la puerta del Palacio Municipal cuando alguien se preguntó por qué el intendete Carlos Arroyo no pronunció ningún discurso en el acto del barrio Belisario Roldán. “Pero no habló para decir ni siquiera benvenidos”, dijo otro tratando de encontrar en ese hecho una falta de cortesía. La referencia al “susto” realizada por el colega venía a cuenta de los trascendidos que indicaban que no fue fácil convencer a Arroyo de subir al helicóptero que lo trasladó junto a Macri y a Vidal desde el aeropuerto. Asustado o no, lo cierto fue que esta vez el anfitrión pasó desapercibido. Al final, el exceso de discresión le jugó a favor. Mientras su gabinete está atravesado por críticas despiadadas por el resultado del acto, por este tema al jefe comunal nadie le reprocha nada.
Aunque si de reproches se trata, dicen que hay un secretario que ya no quiere saber nada con seguir siendo parte del “equipo” y que ya tiene firmada su renuncia. Aseguran que ya no se siente cómodo y que en los últimos días su voz, de por sí caudalosa, se escuchaba con más fuerza de la pertinente en un diálogo mano a mano con el intendente. Hay quienes aseguran que “la relación está imposible” y que el desenlace sería inminente. De hecho, el involucrado, quien ciertamente no trabaja por el sueldo, ya podría haberse ido hace rato. Pero como pretende seguir actuando en política, tal vez en la esfera nacional, prefiere que su salida sea lo menos traumática posible. Aunque por como está el clima parece que la cosa no daría para mucho más.
El que quiere volver al ruedo es Emiliano Giri, el ex presidente del Ente Municipal de Turismo, cuya incipiente carrera política se vio interrumpida al ser encarcelado por un caso de corrupción. Giri sigue procesado por la Justicia de La Plata pero confía en que su panorama legal mejore. “Hola amigos”, escribió en un mensaje de wasapp dirigido a varios de sus allegados de la política. Giri dijo querer verlos a todos nuevamente y los convocó a comer un asado el viernes, a las 14 horas. “¿Tan tarde?” se preguntaban dos destinatarios del mismo mensaje. “Es que a esa hora es en la que se almuerza en Valencia”, justificó el otro. “Pero acá es acá. Y en un día de semana. Yo a esa hora trabajo”, replicó. “¡Ah!, yo también”, recordó el otro. “Será la próxima”, concluyeron ambos.
Mientras el sábado se desarrollaba el congreso provincial del Frente Renovador y en el NH Gran Hotel Provincial la atención estaba puesta en los movimientos de Sergio Massa, una presencia despertó la atención. En una mesa apartada, pero no tanto, de los concejales, diputados y senadores del FR se vio a un concejal de Acción Marplatense. A partir de ese dato pueden hacerse múltiples interpretaciones. Con el tiempo se develará si se trataba de gestiones particulares o de alcance mayor.
En el Frente Renovador están convencidos de que los próximos turnos electorales serán favorables. Los impulsa el discurso de Massa, que dispara contra el kirchnerismo y el macrismo por igual. Creen que la “tercera vía” o la “ancha avenida del medio” serán mejor interpretadas por el electorado en medio de la “bipolaridad” reinante. Y esa convicción de ser los próximos “ganadores” ya empieza a generar recelos entre los posibles candidatos locales.
En público, todos aseguran que es demasiado apresurado hablar de las elecciones. Por lo bajo, en cambio, son varios los que hacen esfuerzos por ganarse el aprecio de Massa para ocupar los puestos de vanguardia en las listas que vendrán.
“Hay conato en el Emtur”, le advirtieron a Radio Pasillo desde las entrañas de ese mismo organismo donde, aseguran, buena parte del personal no está para nada satisfecho con la gestión de sus autoridades. No están a gusto con la tarea de ninguno de los ocho (sí, son ocho) funcionarios políticos que desembarcaron en el ente con la llegada de Carlos Arroyo a la intendencia. Hasta que se produjeran esas designaciones, el número de funcionarios era de apenas tres. Días atrás hubo empleados que alertaron sobre los problemas que están afectando a las canchas de hockey por falta de mantenimiento. Habría que comprar insumos, pero aseguran que en la caja no hay plata. Lo mismo pasa con otros escenarios. El viernes pensaban presentar sus quejas ante el presidente del Ente, Guillermo Volponi. Pero no pudieron hacerlo, porque al igual que en días anteriores, estaba ausente. Cuando quisieron hacerlo ante el vicepresidente, Carlos López Silva, se encontraron con otra novedad: tampoco estaba porque acababa de solicitar licencia hasta el 30 de este mes.